Además de sacerdote, era psicólogo y un referente espiritual en Barranquilla.
Su trabajo lo llevó a escuchar casos sobre espantos, duendes y fenómenos inexplicables. Fue él quien recibió durante años los casos más complejos que llegaban a la arquidiócesis. Antes de proceder a un rito, descartaba enfermedades mentales.
Ingresó al seminario Juan XXIII cuando tenía 14 años. Desde entonces se dedicó a la vida espiritual. Fue párroco en la parroquia Santa Rita de Casia, en Sabanagrande, Atlántico y la parroquia Santa Bernardita fue su último destino pastoral.
El arzobispo Pablo Emiro Salas envió un mensaje de condolencia. “Que Dios consuele a su familia y fortalezca a su comunidad parroquial Santa Bernardita. Y que la alegría que caracterizaba al padre Edward nos inspire a todos a vivir con esperanza este momento”, expresó.
Su preparación en psicología le permitió tratar con sensibilidad los testimonios que llegaban hasta él. Sabía diferenciar entre una dolencia clínica y un posible caso espiritual. La parroquia Santa Bernardita ha sido lugar de oración y acompañamiento espiritual para quienes creen que existen fuerzas negativas que afectan la vida humana.
0 comments:
Publicar un comentario